Soy Ricardo Hernández Montes de Oca, nací el 31 de marzo de 1984 en un hospital del IMSS, tengo 26 años, soy hiperactivo, jejeje.
Estudié en el jardín de niños «Dr. Luis Castelazos Ayala» (creo que así se llama), la primaria en la «Heroes del Molino del Rey», la secundaria en la «María Montessori», el bachillerato en el mejor CCH, el «Oriente», la Universidad en la mejor, en la UNAM, en específico en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y en la Facultad de Derecho, ambas en Ciudad Universitaria.
Mi ingreso al CCH Oriente fue un poco accidentado, eran los tiempos de la huelga del 99, el CGH tenía secuestrada nuestra universidad, así que la bienvenida fue en un Conalep de Huixquilucan, tuvimos que atravesar toda la ciudad, para recoger los documentos de ingreso al CCH y recibir indicaciones, así fue, nuestro primer goya no fue en un recinto universitario, fue en la explanada de un Conalep, en medio de la incertidumbre sobre lo que pasaría con nuestra universidad, pero la etapa por venir sería excepcional, la politización de los estudiantes se miraba por doquier, las clases extramuros, las marchas en pro o en contra de la huelga, las asambleas del CGH donde la máxima era: «aburre y venceras». Yo tenía muchos amigos en el movimiento, pero en general opté por una actitud neutral, participaba en marchas y mítines del CGH, pero también asistía a las clases extramuros, e incluso a algunas marchas en contra de la huelga. Así fue hasta que los líderes del movimiento (de nombres conocidos) lo vendieron, se vendieron y quisieron llevarlo por otros caminos, así ya no podía ser neutral, y pasé a formar parte completamente del grupo en contra del movimiento del CGH.
No sé si de manera afortunada, pero el movimiento del CGH llegó a su fin en el año 2000, cuando la Policía Federal ingresó a las instalaciones universitarias, exactamente un 5 de febrero. Así que la vida universitaria tenía que dejar los jardines, los parques, los patios prestados, para volver a los recintos universitarios, pero había que hacerlos habitables nuevamente, pues, desgraciadamente, las instalaciones quedaron bastante deterioradas, sucias, desordenadas. Formé parte de las brigadas de limpieza, recuerdo perfecto que al otro día de que ingresó la PFP a las instalaciones, hubo reunión en el jardín donde tomabamos clases extramuros, y fue así que se armaron las brigadas y fuimos a limpiar, la solidaridad para con nuestra universidad salió por todos lados, casí increíble, pero en dos días el CCH Oriente quedó totalmente limpio, y casi listo para el torno a clases, fue una semana intensa, conocer por fin el plantel, limpiar salones, baños, edificios, podar el enorme pasto, limpiar y ordenar la biblioteca, inscribirnos de manera formal, tener nuestra primera tira de materias, pasar de tener un nombre a ser un número de cuenta, recuerdo las palabras de las secretarias: «aquí todo se maneja con su número de cuenta, no importa su nombre». Por fin el espíritu universitario se hacía presente en nosotros, formé parte de una generación que acabó en dos años el bachillerato, que tuvo pocas vacaciones para ir adecuando el calendario escolar y perder el menor tiempo posible, fui parte de la generación a la que, para evitar papeleo, nos inscribieron cuatro semestres en el mismo grupo, con los mismos compañeros, fuimos los hijos de la huelga, decían los profes de aquél tiempo.
Como muchos de mi generación, alguna vez prentendí ser futbolista, pero mis habilidades con el balón no eran las idoneas así que no tenía futuro en esa profesión; luego me dije: quiero ser ingeniero mecánico, y estuve a punto de inscribirme a esa carrera, pero fue en el último momento, ya estando en la fila para entregar la solicitud, que decidí pedir la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, y creo que fue la mejor decisión que pude tomar.
Pasaron algunos días y mi solicitud fue aceptada, yo a nadie consulté sobre que carrera sería mejor estudiar, sólo lo decidí y ya, además yo era quien iba a asistir a las clases y nadie más, creo que las decisiones fundamentales de cada quien deben ser tomadas de forma individual, así, si uno se equivoca es por decisión propia, seremos los únicos culpables.
Y la bienvenida llegó, recuerdo que fui con varios amigos a recoger la documentación a Avenida del Imán, la carta de aceptación a la licenciatura nos entregaron y así cada quien siguió su camino hacia su facultad, yo llegué primero que todos, la Facultad de Ciencias Políticas era imponente, el primer día no lo podía creer, yo iba a estudiar en la misma facultad que Arnaldo Córdova, José Woldenberg, Pablo González Casanova, Carmen Aristegui; en la facultad donde el marxismo había sido la doctrina más estudiada durante mucho tiempo; en la facultad de donde habían salido la mayoría de líderes del CGH, en fin, en la que yo ya consideraba la mejor facultad de ciencias sociales del país, mi facultad.
Mi estancia en la Facultad fue de lo mejor, recuerdo la semana del propedéutico, el primer día y los grupos de amigos comenzaron de inmediato, así fue, mis amigos de siempre y para siempre, Itzel, Laura, Brenis, Juan, Uziel, Óscar, desde el primer día, poco a poco nos fuimos conociendo todos, siendo cada vez mejores amigos.
Las clases fueron de lo mejor, nunca olvidaré las clases de Historia Universal de Lourdes Quintanilla, o la de Sociedad y Estado II de Silvestre Villegas Revueltas, al igual que las clases de José Woldenberg, Jacqueline Peschard, María Xelhuantzi, Javier Oliva, Manuel Quijano, Patricio Marcos, Martha Singer, Teresa Losada, Carmen Roqueñi, Julio Bracho, Fernando Pérez-Correa, Juan Pablo Córdoba
Tareas, lecturas, ensayos, trabajos por montones a veces, pero todos gratificantes, el debate y la libertad de expresión se privilegian mejor que en ningún otra parte en las clases de la Facultad de Ciencias Políticas, podías ser de izquierda, de derecha, del PRI o del PAN, no importaba, a lo que ibamos era a aprender, la ideología se respetaba, las ideas se defendían.
Mi estancia en la Facultad la conviné con estudios en sistema abierto de la Licenciatura en Derecho en la UNAM, un día vimos la convocatoria, pero no le tomamos mucha atención, pero recuerdo perfecto que el día en que vencía la convocatoria Uziel me marcó para avisarme, le dicté mi número de cuenta y mi contraseña de la DGAE, y él hizo mi solicitud por internet, pasaron los días y recibí un mail citandome el 10 de mayo de 2005 para una entrevista con el director de la Facultad de Derecho, asistí puntualmente, pero ya se había ido, la entrevista fue con el entonces director del sistema abierto…